En esta obra, con un titulo bíblico, Blasco Ibáñez nos describe, los horrores de la «Gran Guerra» de 1914. Nos cuentan la historia de dos familias emparentadas por un tronco común -los Desnoyers y los Hartrott- pero separadas por sus ideas políticas, cada una apoya a un bando diferente en el conflicto. La novela discurre ágilmente por los escenarios dantescos de una Europa destrozada, sobre cuyos desolados campos de batalla el gran Blasco hace latir finalmente, salvaje e invencible, el deseo de vivir. El amor de Margarita y Julio trata de contrarrestarla devastaciones de la Peste, la Guerra, el Hambre y la Muerte, que dan a conocer a Juan con una visión apocalíptica.

Blasco ya advierte al lector, «que en julio de 1914 noté los primeros indicios de la próxima gran guerra europea, yendo de Buenos Aires a Francia, era el mismo navío que figura en los primeros capítulos de esta novela, no quise cambiar ni desfigurar su nombre. Copias casi exactas del natural, son también los personajes alemanes que aparecen al principio de la obra».

También es muy interesante, que el presidente de la República Francesa, le pidiera a Blasco Ibáñez que fuera al frente, «pero no para escribir en los periódicos, Eso lo pueden hacerlo muchos. Vaya como novelista. Observe, y tal vez de su viaje nazca un libro que sirva a nuestra causa». Y naturalmente, no solo sirvió a la causa de los aliados, sino el repudio de una guerra tan inexplicable como inútil, ya que murieron alrededor de 10 millones de personas y unos 20 millones resultaron heridos. La obra la escribió en París a unos kilómetros de la capital. «Podías darte un pequeño paseo de apenas una hora con un automóvil, para encontrarte en las trincheras».

Los cuatro Jinetes de la Apocalipsis- se ha leído en todo el mundo y ha sido traducida a numerosos idiomas. Y Hollywood contribuyó al éxito de esta novela con la superproducción protagonizada por Rodolfo Valentino, que junto con «Sangre y Arena» son las obras más universales del ilustre autor valenciano.

Por mi parte he de decir, que soy un apasionado de las obras de mi paisano, creo que tengo prácticamente todas sus novelas y cuentos valencianos, incluso en lengua valenciana. No puedo más que desear, que igual que ayer lelabuig.yeron nuestros abuelos y padres, ojala que hoy sean nuestros hijos y nietos quienes lean a Blasco Ibáñez, fue uno de esos privilegiados autores cuya parmente actualidad viene justificada por los valores, estéticos, y humanos, que jalonan sus novelas. Hoy día se están traduciendo al valenciano novelas como «Flor de Mayo o La barraca» por el profesor Vicent Satorres Calabuig.