La lengua ibérica es una lengua antigua que se habló en la península ibérica antes de la llegada de los romanos. Se cree que se habló principalmente en las regiones de la costa mediterránea y la meseta central de España, entre los siglos VI a.C. y II a.C.
A pesar de que existen algunos registros escritos de la lengua ibérica, como inscripciones en monumentos y monedas, gran parte de esta lengua se ha perdido y sólo se han conservado unos pocos textos que permiten su estudio y análisis.
La lengua ibérica es considerada una lengua paleohispánica y se cree que estaba estrechamente relacionada con otras lenguas habladas en la península ibérica en la antigüedad, como el tartesio y el celtibérico.
El estudio de la lengua ibérica ha sido una fuente de información importante para la comprensión de la historia y la cultura de la península ibérica antes de la llegada de los romanos, así como para la reconstrucción de las lenguas prehistóricas que se hablaban en la región.
En la actualidad, la Comunidad Valenciana cuenta con dos lenguas cooficiales: el castellano y el valenciano. El castellano es la lengua mayoritaria y se utiliza en la mayoría de los ámbitos, como la educación, los medios de comunicación y la administración pública. El valenciano, por su parte, es una lengua propia de la Comunidad Valenciana y se utiliza en algunos ámbitos, como la enseñanza, la cultura y la administración pública.
Es importante destacar que el valenciano es una lengua diferente al catalán, aunque ambas lenguas tienen muchas similitudes. De hecho, algunos hablantes de valenciano consideran que se trata de una variante del catalán, mientras que otros defienden que se trata de una lengua propia y diferenciada. En cualquier caso, el valenciano cuenta con una rica literatura y una importante comunidad de hablantes, y su uso está protegido y promovido por la ley en la Comunidad Valenciana.
En muchos yacimientos arqueológicos se han encontrado más de 200 textos, siendo, entre los más importantes los siguientes: el plomo de la Bastida de les Alcuses (Moixent, en Valencia); el de la Serreta (Alcoy, Alicante) y los del Orley (Vall d'Uxó, Castellón). Entre los investigadores han sido ampliamente discutidos, sobre la posible influencia directa fenicia o griega. Aunque es evidente y en esto coinciden porque es evidente que los signos proceden del Mediterráneo Oriental, éstos se acoplarían a los valores fonéticos propios de la Lengua Ibérica, naturalmente con un alfabeto original con variantes y características del resto de los alfabetos mediterráneos.
En cuanto al alfabeto oriental, la mayoría de los especialistas están de acuerdo que se inicia en nuestras tierra en el s. IV a C. hasta la época romano-imperial como demuestran los grafitos ibéricos sobre Terra Sigillata, mientras el meridional quedaría restringido a los siglos IV-III a. C. El sistema oriental se lee de izquierda a derecha y son el mayor número de inscripciones encontradas, sobre todo los escritos en plomo de El Solaig (Betxí), de Los Villares y el poblado ibérico del Pico de los Ajos, siendo en este último en donde se han hallado los que tienen una mayor extensión de signos con un total 632. El alfabeto meridional se lee de forma inversa al interior, es decir de derecha a izquierda, se limita a la zona de contestana y cuenta con el ejemplar más importante con el plomo de La Bastida de les Acuses.
Juan Luis Román, profesor de Filología de la universidad de Alicante en 1989, consiguió descifrar por primera vez un texto escrito en lengua ibérica, una de las más antiguas de Occidente. Tras 10 años de investigación consiguió traducir uno de los textos más representativos de la lengua ibérica, escrito sobre un plomo cuya antigüedad se remonta al siglo V antes de Cristo, y que él denomina "La ofrenda de los pueblos".
Es una lengua mucho más uniforme de que lo que se creía y se utilizó desde el norte de África y hasta el sur de Francia y quizá hasta el norte de Italia. Aunque Juan Luis Román prefirió mantener en secreto el contenido del plomo ibérico en el que ha basado su investigación, hallado en la Serreta de Alcoy en 1921, señaló que está escrito en jónico arcaico con alguna variante. Estos caracteres son conocidos en la actualidad, pero aunque se podían leer se desconocía su significado.
En la actualidad, existen algunos expertos que continúan investigando y estudiando la lengua ibérica, lo que permite conocer más sobre esta lengua antigua y su importancia en la historia y la cultura de la península ibérica.