Muchos árboles se han venido abajo en la Ciudad de Valencia “entre tres y seis” al día. Y otros el peso que soportan las ramas hace que se doblen y toquen el suelo, ya que no se podan. Y es un peligro para los viandantes que nos movemos mucho por la ciudad y podemos sufrir un grave accidente al caernos encima alguna parte del árbol.
En la C/ Guillen de Castro y al lado del Museo de prehistoria de València, existe un paso de cebra en donde han colocado varios contenedores de residuos.
Es triste que un valenciano se sienta mal viviendo en su propia ciudad: pero se ha convertido en una ciudad incómoda para vivir, es sucia, huele mal y se ha convertido en un territorio salvaje, donde los vacíos legales permiten el descontrol total y saltarse la ley está a la orden del día sin que pase nada. Está una visión muy particular de alguien nacido en esta ciudad y que ha vivido una época maravillosa, donde pasear por Valencia era un placer y ahora voy con miedo.