No tengo dudas que la familia y la educación son los pilares de la sociedad. Y los padres tienen el papel principal en la educación de sus hijos. Pero a lo largo de diferentes artículos demostraré que los padres no solo no educan a sus hijos, ni los protegen como es su obligación. Si les enseñan a saltarse los semáforos en rojo y no espetar ninguna señal de tráfico. Y no tengo dudas que tarde o temprano acabaran bajo las ruedas de un coche.

La ley atribuye a los padres la titularidad conjunta de la patria potestad, imponiéndoles el deber de protección de los hijos. Esta protección abarca la obligación de velar por los hijos, alimentarlos, procurarles una formación integral, educarlos y protegerlos de cualquier peligro, sea en la red o en la calle. Y justamente porque la obligación de los padres es proteger a sus hijos de cualquier mal, me lleva a escribir esta entrada.

Hemos pasado días de un calor brutal, llegando en  València ciudad hasta los  45 grados, incluso a 47 en alguna zona.  Hablo de  un día en particular con una temperatura de 40 grados. Suelo pasear por la Ronda Norte de València y a la una de la tarde, y a 40 grados me cruzo con un padre y su hija circulando por la acera con las bicis, cuando al lado tienen el carril bici vacío. Mi primera intención fue recriminarle que circularan por la acera. Pero me di cuenta que por la acera los arboles daban sombra e incluso hacia un poco de viento que resultaba hasta cierto punto agradable, algo que no pasaba por el carril bici que no podían protegerse del sol que caía a plomo.

Considero  que este padre es un descerebrado fanático de las bicis y no mira por la salud de su hija, con una temperatura tan brutal se corre  un gran peligro que te de un golpe de calor. Este es el motivo por que las autoridades aconsejaban no hacer deporte en las horas de más calor del día. Y también hago responsable a la madre por no haber impedido que la niña saliera con la bici.